Cuando llega el verano, dispones de más tiempo para el relax, el tiempo libre, el deporte… para desconectar de todo en definitiva. Pero según unos estudios recientes, uno de cada tres divorcios se producen en esta época en principio placentera. ¿Qué falla por tanto para que se den estas estadísticas?
Según los estudios realizados por el Instituto de Política Familiar, este periodo es particularmente sensible a las rupturas de parejas, con una alta tasa de divorcios y peleas familiares. Los efectos de un mal verano no acaban en los meses que abarcan las vacaciones, pues tienen sus efectos colaterales en los dos meses inmediatamente posteriores (septiembre y octubre)
Así, según ha dado ha conocer este instituto, las estadísticas demuestran que 1 de cada 3 parejas rompen en verano convirtiendo este periodo (junto a los precisamente posteriores meses de septiembre y octubre).
El hecho de pasar más horas juntos en pareja, da lugar a que en muchas ocasiones surjan discusiones y problemas, que durante otra época del año quedarían solapadas por los asuntos laborales o familiares.
Dedicar tiempo a la pareja y a uno mismo
Conseguir pasar el mayor tiempo posible juntos es una de las partes más buenas de las vacaciones, aprovecha e intenta planear muchas actividades diferentes para estar con tu pareja, pero ¡ojo! no olvides que tambien necesitas privacidad y momentos para ti solo
Programar las vacaciones: Llevar las vacaciones medianamente preparadas, para que no haya sustos de última hora.
Repartir las responsabilidades: Intentar ponerse de acuerdo para que los dos miembros de la pareja se repartan de manera equitativa el trabajo por hacer.
Desconectar de los problemas cotidianos: Intentar no llevarse a las vacaciones el stress laboral y los problemas que pueden perjudicar nuestras vacaciones.
Fomentar la comunicación en pareja: Aprovechar cualquier momento para hablar y retomar la comunicación de la pareja.